La gente tiene todavía muy cerca de la piel del espíritu la inundación de 2003. Ya habían hecho los bolsitos hace rato en los barrios del oeste. Es así de exagerada la gente, se acuerda de lo malo. Pero acá tenemos la facultad de ingeniería hídrica, ¿Cómo va a ocurrir de nuevo? Es la gente ignorante que ve crecer el Salado y se asusta, que ve cómo el Paraná llena la laguna que se va trepando despacito por los pilares del puente colgante, y se asusta. Pero no va a pasar nada, eso decían los que saben, los que observan las fotos satelitales y monitorean (les encanta decir "monitorean" las cotas de riachos y ríos). Nadie podía saber que el cielo se nos caería sobre las espaldas, sobre las cabezas, sobre los techos de losa o de chapa. Pero se cayó. Y cómo, me preguntaba en el salón de clases semidesierto mientras por las ventanas caía el cielo,cómo es que el agua que es tan pesada adentro de un balde está flotando allá en el cielo. Cómo es que un océano viaja por los cielos y esas toneladas etéreas caen así, tan desde arriba, tan compactas. Pero el cielo cayó y cayó y anunciaba con luces eléctricas, con avisos de catástrofe luminosos que seguiría cayendo. Y siguió cayendo. Cinco metros de agua cayeron en cada pequeño espacio de la ciudad y de las ciudades vecinas, y sobre el campo extenso.La temida inundación que nos cercaba por el este y por el oeste, retenida a fuerza de defensas, dio un salto y nos atacó desde arriba. Pero vino. La gente ignorante que la esperaba no se alegró por haber acertado contrariando los pronósticos de los catedráticos. A ellos les toca el dolor y la pérdida.Otra vez los mismos relatos. Cuatro años después. Cuatro años de tiempo en el que el Comité de Crisis y Defensa Civil debiesen haber trazado los planes que se revelan, otra vez,inexistentes. Vayan aquí algunos aguafuertes. acuarelas, me temo:Don Caballero y su mujer, en barrio Chalet. Ya tenían el bolsito preparado. La otra vez perdieron casi todo, él perdió, por mucho perder, hasta una pierna. Esta vez al menos prepararon los documentos y algo de ropa. Por la radio les dieron el lugar de concentración donde irían a buscarlos para la evacuación. Ese lugar estaba ya bajo agua. Y no fue nadie.El presidente de la vecinal consiguió unas canoas y así llegaron a tierra firme. De ahí, cada cual adonde pudiera ir.Un amigo del sobrino los fue a buscar con una camioneta y los llevó con hijo, mujeres y nietos a la casita donde se apiñaron ocho. Allá están. Por obra y gracia de los vecinos y familiares y desconocidos solidarios.Las artesanas en Esperanza sintieron un horrible zumbido que provenía del cielo. El sonido de las trompetas de los ángeles exterminadores, quizás. Se pusieron debajo del dintel de una puerta aguardando un aterrador tornado. Y el zumbido seguía intolerable, hasta que se inició el bombardeo atroz.Era granizo de un tamaño imposible, que destrozó todo.Mary fue rescatada de su casa con el agua a la cintura.En canoa. No se llevó nada. Es empleada doméstica. En el 2003 perdió todo. Ahora, cuando llegó al centro de evacuados, estaba con la ropa mojada y sin comida. Otra vez, otra vez con la nada por delante, con la certeza de haber perdido todo lo que pudo conseguir en estos cuatro años. Mojada y hambrienta, tan espantosamente sola.Myriam en el extremo norte de la ciudad, en el barrio transformado en una isla. Un amigo fue a hacerles una provista al supermercado, no pudo llegar con la camioneta 4por 4. Entonces un grupito de adolescentes salió en expedición a buscar víveres para varias familias. Tienen para hoy y para mañana. Después se verá. La arena para frenar el agua que le entra a los Zanelli por el fondo se las dio un avecina que estaba construyendo. Y tienen ganas de reírse todavía, y cuando pasó Tito todo de amarillo el Rober dijo vienen los Teletubis" y todos se reían. Y se reían cuando miraban con apetito la bolsa de arroz de la perra. Y todavía tiene espíritu científico Myriam, que me contó que la tortuga en el patio estaba paradita en la pared a 45 grados,alejándose unos centímetros, lo poco que podía pobrecita, del suelo amenazante.Y en los edificios de las Flores suben las cucarachas.Los alacranes salen en toda la ciudad de los sumideros. Los gorriones bajo la lluvia se comen las lombrices que afloran para no ahogarse en la tierra que está saturada de agua.Ya no llueve, pero se viene el agua que busca el cauce del río. Desde lejos se viene, atravesando campos. Quienes sobrevolaron la zona hablaron para la radio con una voz donde se nota el temblor involuntario.El caos se asienta, se decanta, va tomando la ciudad como la otra marea. Están los que cobran peaje en las avenidas, los que saquean a los que huyen con sus cuatro cositas y los pesos ahorrados. Los que en las escuelas que funcionan de centro de evacuados amenazan a las maestras que no tienen nada que ofrecerles y no saben de dónde fabricar colchones, o ropa, ocomida.Pero los de Defensa Civil, los funcionarios de la municipalidad, deliberan. Les sale bien eso de deliberar. Mientras tanto cada uno hace lo que puede y ayuda si puede y le dan las ganas y el coraje. Como hace cuatro años, como siempre, socorre el buen samaritano y las fichas se acomodan según van cayendo. Después escucharemos explicaciones razonables. No me cabe duda.
Mónica Russomanno
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